En respuesta a la creciente crisis migratoria, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR) lanzó un llamamiento en enero de 2016 de emergencia por 642,202 francos suizos para alcanzar a 5,000 personas vulnerables en Costa Rica. Sin embargo, luego de un aumento en el flujo migratorio en el país vecino de Panamá, el llamamiento de emergencia fue ampliado en el mes de mayo de 2016 para incluir asistencia humanitaria a 1,350 personas vulnerables en Panamá. Mientras tanto, la Cruz Roja Hondureña está analizando la necesidad de solicitar apoyo a través del Fondo de Reserva para el Socorro en Casos de Desastre de la FICR, debido al incremento de la crisis migratoria en Honduras. Por consiguiente, ese boletín informativo busca dar atención a la crisis migratoria en la región centroamericana, las acciones del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y las necesidades humanitarias a ser cubiertas.
La situación
En el mes de noviembre del 2015 se reportó un grupo mayor de 1.000 personas de nacionalidad cubana, que se encontraban en la frontera dentro del territorio de Costa Rica en la comunidad de Paso Canoas, Cantón de Corredores, en la frontera con Panamá. Tomando en cuenta que el grupo de personas no los cumplían con los requisitos para ingreso al país, se aglomeró un gran número de personas en la comunidad fronteriza en espera de una solución de su estatus legal migratorio. El gobierno costarricense puso a disposición a los migrantes un permiso para ingresar al país con el objetivo de que continuaran su ruta hacia Norteamérica. Miles de migrantes se vieron beneficiados por este permiso; sin embargo, no lograron avanzar debido a que no podían transitar por territorio nicaragüense debido a que no cumplían con los requisitos migratorios solicitados por Nicaragua. Para marzo de 2016 ya se contabilizaban más de 8.000 migrantes en territorio costarricense.
La solución para los ciudadanos cubanos llegó varios meses después (durante abril y mayo de 2016) cuando se estableció un puente aéreo entre Costa Rica y El Salvador. Sin embargo, considerando las diversas necesidades detectadas desde los primeros días y hasta ese momento, conllevó a una inmediata intervención de índole humanitaria por parte de la Cruz Roja Costarricense a la cual se fueron sumando posteriormente otras instituciones del gobierno, iglesias, comunidades organizadas, entre otros; ofreciendo en conjunto la apertura de 37 albergues, la provisión de necesidades alimentarias, agua y saneamiento, promoción de la salud, y por parte del gobierno central, la creación de puentes aéreos, para un aproximado de 8.000 personas.
En Costa Rica, hasta mayo de 2016 se reportaron 43 albergues temporales, 33 comunidades que fueron receptoras de migrantes, 15 comités municipales de emergencia activos, más de 500 voluntarios y más de USD 5 millones de dólares EE.UU. En mantenimiento operativo y administrativo ejecutado por la Comisión de Emergencia del Gobierno de Costa Rica.
En el caso de Panamá, el gobierno panameño enfrento también un aumento acelerado de migrantes cubanos en mayo de 2016 cuando el gobierno costarricense no siguió emitiendo los permisos para los migrantes. Esto ocasionó que en territorio panameño se acumularan aproximadamente 4.000 migrantes en varios hoteles, apartamentos y casas de la ciudad de Paso Canoas. La situación se mantuvo así hasta finales de junio cuando los migrantes pudieron tomar vuelos o tomar otras rutas no formales para transitar por el resto de países centroamericanos.
Posterior a la salida de casi la totalidad de los cubanos, en el mes de marzo del 2016 se reportó en las fronteras panameñas de Paso Canoas y Peñas Blancas un grupo de personas de origen haitiano, africano y asiático, provenientes de diferentes países en su mayoría del continente africano: Burkina Faso, Congo, Costa de Marfil, Ghana, Guinea-Bissau, Mali, Senegal, Somalia, entre otros. Los mismos iniciaron un aglomeramiento a plena calle ya que su ingreso al país no estaba autorizado, y las autoridades panameñas no permitían su retorno. Aquellos que lograron evadir los controles policiales, comenzaron a concentrarse en diferentes lugares de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, en el sector de Peñas Blancas mostrando igualmente condiciones no aptas de albergue, falta de acceso a agua potable y condiciones de higiene, alimentación, entre otros.
El 12 de abril, los nuevos migrantes fueron devueltos en transportes del Ministerio de Seguridad Pública costarricense a la frontera con Panamá en Paso Canoas. Lo cual incrementó el problema dadas las precarias condiciones y el volumen de personas; razón por la cual entre varias instituciones habilitaron un puesto de atención humanitaria, a fin de ofrecer valoración de las condiciones de salud, alimentación básica e higiene. Dicho puesto paso a ser administrado y operado por la Cruz Roja Costarricense.
En septiembre de 2016 ya son miles de migrantes que se encuentran en la ruta hacia los países de Norteamérica, muchos de ellos transitan desde Brasil; recorriendo Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. En cada país, los migrantes enfrentan diferentes retos, condiciones de alojamiento, seguridad y de salud. Aunque actualmente no se cuenta con cifras exactas, de acuerdo a las evaluaciones realizadas por parte de las Sociedades Nacionales y la información de las Direcciones de Migración de los gobiernos, se estima que en la frontera entre Panamá y Colombia se encuentran aproximadamente 3.000 migrantes, en Costa Rica 4.000 migrantes y en Honduras 2.000 migrantes.
Las autoridades de migración de cada uno de los gobiernos están realizando todos los esfuerzos posibles para cubrir la demanda de los trámites migratorios; y las autoridades de emergencia están asumiendo el rol coordinador sobre las necesidades humanitarias que se presentan en cada uno de los puntos de encuentro o de tránsito de la población migrante.